CAPÍTULO 7: "Educación por el arte"
En la educación artística debemos volver al significado literal de la palabra e intentar de algún modo “sacar a la luz” lo latente y suprimido del individuo. En la educación de los niños el impulso estético es natural.
A los once años, el Super-Yo del niño toma forma definida y los impulsos estéticos se suprimen y aparece la conciencia moral del niño.
Todos los niños empiezan a vivir con todo el equipo físico necesario para que sean unos artistas, y conforme crecen observamos si tendrán o no capacidad para la expresión artística.
El problema de la educación se convierte en un problema de valores, que solo se ha resuelto intentando hacer del arte mismo un representante del Super-Yo.
Platón critica la idea de arte como un lenguaje para transmitir un conocimiento intuitivo de la realidad. Esta teoría se basa en una concepción triple de la realidad, la cual tiene tres grados y órdenes de objetos: primero, la forma absoluta y eterna; segundo, el objeto perceptible; y el tercero, la obra de arte. Estos tres grados de la realidad corresponden a tres grados de conocimiento.
Las objeciones de Platón al arte, y a la presencia de artistas en su republica ideal, pueden reducirse a dos: la racional y la estética.
Platón da al arte un papel funcional en materia de educación y lo considera como algo que puede extenderse a los niños en la fase de educación en la que están expuestos a rebelarse.
Platón considera el arte como una forma para expresar las artes con sentimiento y caóticas de la naturaleza. Además, piensa que el arte es como una irrupción del inconsciente para molestar la sobreestructura idealista del Super-Yo.
-El medio feliz.
Freud admitió que la función de la educación es inhibir, prohibir y suprimir, pero los estudios científicos nos muestran que estas reprimendas pueden causar enfermedades neuróticas, por eso hay que encontrar la solución que sería encontrar cuanto se puede prohibir, cuándo y por qué.
-Productor y consumidor.
Hay que haces distinción entre estas palabras, las cuales quieren decir, la primera, productor, dar al alumno una educación para que sea él el artista, el que escriba poemas, o pinte lienzos, y la segunda palabra, consumidor, quiere decir que hay que educar al niño para que pueda apreciar el arte que otros realizan.
Pero para progresar en este ámbito, hay que dejar elegir al niño, si su vocación es la de ser productor o por el contrario es quien prefiere contemplar este arte. Es por esto que sólo un tipo de persona puede convertirse un artista, y a éstos les llamamos “grandes”.
-La educación de los instintos.
El sentido común y la psicología nos dicen que los impulsos estéticos son algo normal en los niños y que sería de gran utilidad, descubrir unos recursos para poder conservar estos impulsos.
Distinguimos bellas artes y artes aplicadas por el grado y la actitud del artista, y no por su clase social, por eso deberíamos experimentar para poder educar los instintos y no suprimirlos.
Hablando ahora pues de la fantasía y la creatividad, se podría decir que la fantasía es una facultad del espíritu capaz de inventar imágenes mentales distintas a la realidad. Tiene algo especial, algo que es imposible tocar con nuestras manos, pero que te atrapa de tal manera que acabas por sucumbir a sus encantos.
Con la fantasía, el artista ve lo que piensa, e incluso hasta su obra acabada. El artista opera con la fantasía.
En cambio, la creatividad, es una de las mejores armas que tienen los docentes para alcanzar ese mejoramiento académico y la calidad de vida que todo el mundo reclama en la actualidad. Es pues la oportunidad para dar rienda suelta a todos aquellos pensamientos, impulsos e invenciones personales; creatividad es la capacidad de inventar, soñar y cambiar de una u otra forma el mundo en el que habitamos.
Se puede decir entonces que el arte es primordialmente el lugar donde aflora la creatividad y esa libertad que brinda el arte para dar riendas sueltas a la mente, es la que se debe explotar en el aula para alcanzar determinados objetivos.